miércoles, 1 de abril de 2015

Perdido en las montañas








Me retiro, a un apartado y deshabitado lugar, para serenarme y reorientarme, porque el perderme en otros parajes será volver a encontrarme.

Aquí en este mundo claramente confuso, con tanto adorno, tanto añadido, tanto artificio, y tanta mierda, me saturo y podría sobrevenir una tempestad.

Estaré un tiempo ausente, para poder dejar volar la mente sin obstáculos, que sobrevuele las cimas del mundo sin lastre alguno, para encontrar el natural lugar en el que ser yo y nada ni nadie más, sin aditivos ni ornamentos.

Desconozco el tiempo que permaneceré fuera, tan solo que lo estaré, lamiendo las heridas del magullado ánimo, sólo, cual ermitaño, hasta que vuelva las chispa y decida reconectar con el mundo presuntamente civilizado. O quizá no, quizá sólo encuentren mis huesos entre la nieve medio roídos por la fauna autóctona.

No es un adiós, tan solo un hasta luego, pues dicen que nada acaba nunca en este extraño universo. Pronto todo fluirá de forma natural, como nunca debió dejar de hacer.

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