lunes, 6 de abril de 2015

Regreso de las montañas






Vuelvo ya, dejando atrás estas montañas, este espacio en bruto en el que estaba, una vez el frío viento disipó la neblina de mi mente, que me tapaba el pensamiento como un velo que no lo dejaba fluir con libertad.

Por mucho que uno trate de ausentarse del mundo, el mundo no se ausenta de uno, como si lo llevara dentro todo el tiempo. Aunque... aún con parte del mundo real influyendo sobre mi, siempre tengo mi propio mundo mental... En este breve retiro, los animales salvajes  de la zona no me dieron caza, la nieve no enfrió mi ánimo. Acelero mi regreso y pospongo un retiro sin tiempo ni ubicación física en un punto del tiempo futuro sin definir. Tengo que atender asuntos que requieren mi atención inmediata. Quiero probar los límites de la realidad...

Todo pasa en un instante y en una eternidad al mismo tiempo. Las viejas piedras de la ciudad que me parió reclaman mi presencia y no serán desoídas por mi. Esas viejas piedras que reclaman mi presencia, conforman las calles que me vieron emerger a la vida y desarrollarme serán una vez más mi escenario en donde representar el drama de la vida, una singular obra que se estrena cada día, sin guión ni ensayos previos. Miro a las nubes que se deslizan por el brillante cielo y a pesar de todo, aunque cueste trabajo, algo me dice que todo es posible.

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