martes, 7 de enero de 2014

Impaciencia en la estación del silencio






Hacía poco que el amanecer había tenido lugar, iluminando un poco aquel solitario lugar.El ya estaba allí, a la espera, aguardando nerviosamente el tren que lo sacara de esa nada en la que se encontraba.

Ya llevaba horas allí, esperando que llegara el primer tren del día, aguantando el viento, y resguardándose de la lluvia bajo los soportales, sentado en el suelo, con la mochila como improvisado respaldo para su cansada espalda.

Tras dar unas pequeñas cabezadas mientras había durado la oscuridad, ahora dirigía su vista hacia un horizonte que probablemente no volvería a ver en un tiempo, como lo había elegido.

Miró hacia arriba, contemplando un cielo gris, un cielo que esperaba dejar atrás, para volver a sentir el calor del sol reflejarse en su piel, y en su largo y rubio cabello. Lanza un suspiro mientras bebe de una pequeño botellín de agua. Aún nota cierto cansancio, de tanto deambular por la estación, pero aunque hace días que no duerme bien, la sensación de sueño ha desaparecido por completo. Dormir es secundario, lo primordial es su objetivo, subirse a ese tren, y nada más.

Con la vista fija en la vía, advierte una luz que se mueve a lo lejos, acercándose. Se levanta de su improvisado asiento, recogiendo sus cosas, y se acerca al andén, para que se advierta su presencia, no quiere que el tren pase de largo, y le deje en tierra. No quiere continuar allí.

Con el equipaje a la espalda, contemplando como el tren se acerca, su mirada parece brillar, notando como el cansancio acumulado se va difuminando, al menos temporalmente.

El tren se detiene, y él no duda en pulsar el botón de apertura, no quiere demorarse un segundo y se introduce en el vagón rápidamente, ocupando un asiento junto a la ventanilla, en un tren semidesierto.

Mira hacia las puertas, contemplando como se cierran, y el tren se dispone a reanudar su marcha. El viajero recién incorporado, se acomoda en su asiento, impaciente por alejarse lo antes posible del punto en donde se encuentra, deseoso de llegar ya a su destino, impaciente por reunirse con su familia, dentro de unos cientos de kilómetros. Mientras el tren comienza a acortar distancias, el traqueteo le hace sumirse al fin en un sueño sin tiempo.


2 comentarios:

  1. Que buen relato, debo decir que me gustaría saber en que concluye el inicio de aquella ruta
    Buenos trazos, buena Pluma

    Exitos desde Colombia
    Camilo B Valdez

    http://revistaleeme.blogspot.com/

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  2. me gusto! un vistaso a mi blog http://newnov.blogspot.com/ publico historias y novelas

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