jueves, 31 de enero de 2013

Escapadas del sueño






Las noches, esos periodos  tan así, sucesiones de horas de apacible oscuridad, al menos en apariencia, esa apariencia de total silencio y quietud, esas horas en las que la gran mayoría de la gente duerme, descansando de sus largas jornadas de actividad. Pero no todo el mundo duerme, pues hay personas que de cuando en cuando se dan a la fuga de ese descanso, rechazando momentaneamente el abrazo de Morfeo.

Hay personas que no pocas veces, como si de búhos humanos se tratase, permanecen despiertos en esas horas, no dejándose engatusar por los dulces y tentadores cánticos del sueño, para poder absorber mejor las ideas e imágenes que tan densamente fluyen en la oscuridad, casi invisibles, pero perfectamente perceptibles.

Y es que a veces hay ciertos ciclos de días, no sólo las noches, aunque si son especialmente inspiradoras, en los que se encadenan unos días con otros desprovistos del sueño, es algo que produce un cierto estado alterado de la percepción, una indescriptible sensación como de moverse entre dimensiones, la común, y la propia, sea cual sea esa. Otro tipo de realidad, en el que esos búhos humanos que se niegan a dormir consiguen ser, hacer, y crear cualquier cosa.

La vida es tan interesante en el transcurso de esos días, que algo en el propio interior impulsa a continuar, y no sucumbir al sueño, no pueden desaprovechar esos ciclos durmiendo, ni siquiera un sólo minuto, desperdiciado en algo tan banal como el dormir. Porque cuando estás durmiendo, no sabes que otras fantásticas cosas puedes estar perdiéndote.

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