Una canción para cada momento especial de nuestras vidas, una canción que signifique algo, una canción de la que podemos aprender, en ocasiones hay más cosas positivas que extraer que en muchos libros de texto, que resume nuestra vida, que nos ilumina cuando las sombras amenazan con abalanzarse sobre nosotros, que enjuga y evapora nuestras lágrimas, que nos transporta y catapulta a nuestro particular paraíso.
Normalmente no tenemos una sola canción para nosotros, tenemos un extensísimo catálogo alojado en nuestra mente, repleto de canciones que nos hacen vibrar, que nos estremecen desde nuestro interior, pues con muchas nos identificamos hasta tal punto, que llegamos a pensar que fue compuesta exclusivamente para nosotros.
No se si tendrá que ver con el estilo musical, o con el tipo de instrumentación empleado, pero así es el poder de la música, que tiene la capacidad de cogerte y apartarte de cualquier lodazal anímico y emocional en el que puedas encontrarte sumido, para animarte y darte fuerzas, haciéndote ver que todo es posible, que la vida también es melodía y ritmo.
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