domingo, 12 de agosto de 2012

El hombre que rie






Fran, el hombre que ríe, como yo lo llamo, es un personaje peculiar, lo conozco de toda la vida y nunca deja de sorprenderme, especialmente por su actitud ante la vida. Hemos estado juntos en multitud de situaciones, y cuando no lo hemos estado, hemos pasado por vivencias similares, pero las formas de encarar la diversas situaciones es lo que nos distingue.

Ante cualquier adversidad, mientras que yo me estreso y la intranquilidad me invade, dando vueltas al asunto, el sonríe y consigue hacer una broma, sacar un chiste de cualquier situación, por peliaguda que sea esta, arrancándonos una sonrisa a los que estamos a su alrededor. Nunca pierde el humor, ni las ganas de vivir, ni de pelear por las cosas que quiere, es una de esas personas que no teme dar el paso hacia las cosas que necesita o quiere, ya sea en lo laboral, sentimental, o de cualquier otro de los múltiples aspectos de esta vida, siempre intentando ir hacia delante, din desfallecer y alentando a otros.

Aunque a veces me pregunto que hay en su cabeza para funcionar de la manera que funciona, la manera en que ha funcionado siempre, he de admitir que es contagioso, y proyecta parte de su vitalismo, curiosidad,  y ganas de experimenta, siempre buscando nuevas fórmulas para todo, hacia los que le frecuentan, lo que es de agradecer, pues probablemente de no ser por él, y por gente como él, muchos nos dejaríamos arrastrar por la inercia, y acabaríamos cayendo en un nihilismo autodestructivo, así que desde aquí se agradece su inspiradora influencia y el ánimo que nos irradia. Tu  silencioso mensaje nos ha llegado, sin palabras nos dices que jamás abandonemos. Que tu risa nunca se apague. Que tu humor nunca se disipe.

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