lunes, 19 de marzo de 2012

Teleoperadores

En una población asolada por el desempleo, un chico de poco más de 30 años, Diego, tras leer una oferta de empleo en una página web y haber enviado su curriculum, es convocado a la entrevista previa a la sede local de las empresas Nexia, dedicadas a telemarketing y telecomunicaciones.

Al llegar allí, Diego, experimentó su primera sensación de que algo no terminaba de encajar, puesto que lo que se imaginaba como un entorno digno de una empresa que tanto autobombo se daba, era una cosa diferente. Ubicado en un edificio de viviendas, sin ningún rótulo indicativo, y alojado en un entresuelo, aquello se asemejaba más a un taller clandestino que a una empresa seria de telecomunicaciones.

Formando parte de un grupo de aspirantes no muy nutrido, Diego, junto a los demás aguardaba ser llamado en una especie de pasillo muy estrecho y sin luz, que hacía las veces de sala de espera.

Cuando los llamaron, fueron conducidos a una especie de aula, justo al lado de las dependencias del trabajo, donde podían oírse amontonadas unas voces encima de otras, provenientes de las personas que estaban en su turno de trabajo en ese momento. La entrevista consistió en un monólogo plagado de propaganda de la empresa, y lugares comunes por parte de una de las empleadas de más antiguedad, la cual fue breve, tras finalizar se emplazó a regresar al día siguiente para nombrar a los seleccionados.

Al salir de allí, Diego, y las otras aspirantes, puesto que excepto él todas eran mujeres, comentaron lo extraño del ambiente, lo sospechoso que resultaba, asi que exceptuando a Diego y una chica, Maya, el resto decidieron no regresar al día siguiente.

A la mañana siguiente, Maya y Diego volvieron a Nexia, y al entrar les comunicaron que estaban contratados, aunque no recibieron ningún tipo de contrato ni documento alguno.

Inmediatamente después les hicieron entrar en un cubículo lleno de ordenadores  y auriculares, y les señalaron los que se les asignarían. Les dejaron a sus anchas para que se familiarizaran con los equipos informáticos y su funcionamiento.

Echando un vistazo a su alrededor, Diego vio un montón de personas repitiendo el mismo guión que acababan de dejar en su mesa, como loros, sin cuestionarse nada. Diego se pregunta a si mismo si tendrá la capacidad de hacer lo mismo, abstraerse del mundo para tan sólo embolsarse una ínfima comisión, por encima de lo que sea, sin medir sus efectos.

 En el transcurso de los días siguientes, Diego intenta hacerse con el ritmo de trabajo, intentando vender contratos de telefonía y adsl de la compañía jacktell, a través de un programa informático de llamadas telefónicas aleatorias, que no hace distinción a nadie ni a nada, jubilados, ayuntamientos, hospitales.etc. Según va pasando el tiempo se va formando una idea de lo que hace, una idea con la que su conciencia va entrando en conflicto. Asi que pausa el programa para que no haya llamadas entrantes y observa a Maya, que trabaja en el cubículo de al lado. Maya parece haberse adaptado muy bien a la tarea, tarea que a Diego se le antoja como una especie de fraudulento acoso telefónico, para vender un servicio deficiente y de poca potencia.

Tras seis días trabajados, la idea de continuar se le va haciendo más cuesta arriba a Diego, todos los demás trabajadores del turno parecen encantados de embaucar a quien sea con tal de llevarse sus migajas en forma de comisión por contrato. Los ve como personas que venden su  humanidad, como autómatas fabricados en serie, preprogramados para decir lo mismo con tono mecánico, y rendir pleítesia a su Dios-máquinal.

De modo que Diego decide que no quiere continuar colaborando en semejante desatino, no está dispuesto a perder su criterio y su personalidad como el resto de los trabajadores de la empresa, perdiéndose más y más de su...humanidad, en favor de la tecnología sin control. De modo que habla con la encargada y declara su intención de no continuar, de renunciar, que sin mucho afán accede a su petición.

Y así lo hace, cuando sale recuerda que de camino, ha visto una cafetería en la que ser requiere personal, sector en el que Diego tiene habilidad y experiencia, además de tener facilidad en atención y trato al público. Contacto humano, piensa mientras se dirige a la cafetería sonriendo por dentro. Una nueva oportunidad.

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