miércoles, 11 de septiembre de 2013

Fragmentos de una vida un poco dispersa: Ataques de dispersión?






Contemplando un humeante café recién servido, me siento flotar, como si mi cuerpo se hubiera hecho más ligero que el aire, y a través del humo que despide ese café, fuese capaz de de atravesar el velo de la realidad, para volar hacia los propios sueños, transportándome a un remoto lugar, quizá a otro tiempo, incluso.

A veces, me da la sensación de que el muro, ese muro que delimita y separa sueños y realidades, conteniéndolos, como haría una presa con el agua, se debilita y al fin, se rompe, inundándonos a todos con millones de posibilidades sin límite, mezclándose en nuestras mentes, y disparando la fantasía, llegando a la conclusión de que lo verdaderamente ficticio es el día a día cotidiano, que esto en lo que vivimos es una fortaleza artificial, que aprisiona y limita nuestras capacidades.

Muchas personas, ante declaraciones como esta, pueden llegar a creer que quien lo hace se está volviendo loco. Pero no, no es así, al contrario, es el momento en el que se vuelven cuerdos. En un mundo enfermizo, encorsetado, y abatido, lo único saludable es derribar todos los muros, y dejar que la imaginación, con todo su vasto poder, pueda surcar libremente por entre las nubes.

3 comentarios:

  1. ¿Sabes? Me hiciste llorar con esta entrada, pero te doy toda la razón del mundo. Hay que derribar todos los muros y mirar más allá, la vida hay que vivirla intenso y con alegría.
    Abrazos.

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  2. Alguien dijo, no recuerdo muy bien quién, que la mente humana está hecha para soñar despierta.
    Y sí... son buenos tiempos para los soñadores.

    Un saludo,

    MH.

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