viernes, 19 de julio de 2013

Fragmentos de una vida un poco dispersa: Café y tabaco




En unos minutos, saldré a tomar un café, y hoy, me apetece que sea fuera, en una terraza,  no en el interior de un bar como acostumbro. De esa forma no tendré que estar entrando y saliendo cada vez que quiera fumar.

Mi costumbre con el tabaco y el café viene de largo. Es un vicio, lo sé, lo reconozco, es nocivo y puede matar, pero antes era peor, era una compulsión. Los paquetes de Chesterfield caían como moscas. Más de uno diario. Ahora, con el tabaco de liar, es un vicio moderado, que tiene su ritual, su... liturgia, por así decirlo. Un ritual que llama a un alto en el camino, una tregua al estrés, en el que me tomo mi tiempo, con toda calma.

Comencé a hacerme mis propios cigarrillos hace un par de años, con una maquinita de esas en forma de caja, la forma más fácil para alguien que no sabía hacerlos, aunque un día se rompió y tuve que aprender a hacerlos a mano, con resultados grotescos al principio. El que se me rompiera la cajita, fue bueno, pues con el tiempo fui aprendiendo a moldear los cigarros a mi gusto, así como moldear el tiempo, y la forma que le dedicaba al tabaco. Quizá el que ahora fume tabaco sin aditivos, presuntamente, me ha quitado parte del vicio,o más correctamente, la peor parte del vicio. En parte viene por el tipo de tabaco, que parece más natural, y basta con que le echen un par de sustancias tóxicas de menos, para ser menos nocivo que el ya empaquetado, además de llenarte más. También influye la pereza, que al tener que hacértelo tu mismo, no fumas tanto, ni tan seguido,una actividad que requiere su tiempo y atención, como la lectura, aunque en este caso sea un poco más peligrosa.

Con el café me sucede lo mismo, con el tiempo, aún sin abandonarlo, he reducido bastante la cantidad diaria que me autoadministro, pasando de los once cafés a los tres. El café y el tabaco son unas cosas, que aunque vicios, también son placeres, y prefiero tenerlos bajo cierto control, pues también tiene su parte positiva, el fantasmagórico humo del cigarro tiene algo, creo que mucho, de inspirador. En cuanto al café, echaría de menos sus estimulantes efectos. Sé que un día deberé dejarlo, pero de momento no lo he decidido.

2 comentarios:

  1. Yo tengo los mismos vicios que tú, el café y el tabaco, malos vicios pero como tu dices, buenos placeres. !que le vamos a hacer!

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    1. Gracias Mar, aunque cada vez esté más dificil, y caro, de momento, seguimos echando humo ante un café.

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