miércoles, 9 de enero de 2013

Asedio





Percibo como desde hace mucho, pero especialmente en los últimos tiempos, como si a algunas personas se nos sometiera a un cruento asedio continuo por parte de el entorno que nos rodea, y la gente que lo puebla.

No es un asedio de violencia directa, como aquellos de la edad media en las que destruían fortificaciones y morían cientos de personas, pero la crueldad es la misma. Es un asedio que comienza desde que te levantas de la cama hasta que vuelves a acostarte. No estás a salvo en ningún lugar, a no ser que formes parte de la horda acéfala que lo lleva a cabo. El bombardeo nunca termina, y se trata de lo siguiente, de perseguir a todo aquel que exprese una opinión crítica,contraria a la corriente imperante, de ahí que se criminalize a las personas por tan sólo citar un célebre filósofo, o que se persiga la protesta social.

Porque la gente ha sido adoctrinada para que mantenga la mente adormecida, sin sentido crítico alguno, y se esta llegando al extremo de considerar un proscrito a todo aquel al que se le vea esgrimir un libro en público, me ha sucedido. En un país, por así denominarlo en donde para ellos la única fuente informativa es la del poder, no se hace un esfuerzo suficiente para llegar al fondo de las cosas, donde todo adquiere un cariz superficial e inmediato, sólo son movidos por el visceralismo más ancestral, en el que tan solo son una turba enfurecida, que se encabrita al encontrarse con personas mas criticas, si ese es el término más adecuado, personas que no dan por buena la primera soplapollez que se les dice, sino que ellos mismos tratan de ver lo que se oculta tras las sucesivas cortinas de humo que parecen nublarlo todo.

Eso los de arriba lo saben, y los de arriba no solo son los del gobierno, sino los jefecillos de los medios de desinformación, y no desaprovechan la ocasión de echar leña al fuego y declarar como al enemigo a quien exprese una opinión divergente, es decir, a cualquiera de nosotros que nos atrevamos a abrir la boca, de viva voz, o por escrito, de declarar como dictadores a presidentes electos (Venezuela) y dar el visto bueno a gobiernos golpistas (Honduras) aprovechando también para promover odios hacia diversos sectores sociales, (Movimiento sindical y obrero, catalanes, vascos, y otros muchos tristes ejemplos)  y quien no pique, quien no entre al demente juego, será también  arrojado a las llamas del ignorante linchamiento, al menos hasta que el grueso de la sociedad despierte de su letargo de una puta vez, que ya va siendo hora.

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