martes, 29 de mayo de 2012

Algo


Algo, si, algo por no saber decir el que, sensaciones que dificilmente podría describir de forma detallada, todo el equipaje de la trayectoria de mi vida, o por lo menos una parte significativa. Algo que analizar, como si fuese un objeto tangible para desmenuzarlo y examinar milimetricamente, pero es más complicado que eso.

Podría ser comparable a intentar guardarse el sol en el bolsillo. Son cosas que experimentas de repente, te saltan sorpresivamente y te llevan a pensar que es lo relevante en esta vida demencial.

Nos educan desde que somos pequeños para acumular objetos, y de mayores, no paramos de hacerlo, acaparando las novedades tecnológicas recién olfateadas, como si nos fuese la vida en ello. Todos los medios de comunicación masivos nos bombardean con que para la vida es imprescindible tener cosas, un gran piso, un cochazo, un trabajo de altos vuelos, etc, que eso es lo que define nuestra vida. Pero lo realmente definitorio en nuestras vidas, además de las personas que en uno u otro momento nos acompañan en algún trecho de nuestro caminar vital, son las situaciones que nos envuelven, y uno se da cuenta de que todo aquello no es más que puro marketing, un marketing para disfrazar un modo de vida tristón y gris, con lo que siempre se percibirá que hay algo que no acaba de encajar en la vida, una carencia nunca satisfecha, por más materiales que se acumulen.

Lo que verdaderamente llena ese vacío, es algo que siempre parece faltar es vivir la vida, de verdad, no este frío y monótono transitar al que nos hemos ido habituando, salir del circulo vicioso, perder la vergüenza que nos condiciona, soltar nuestros miedos, no resistirse a las sensaciones que experimentamos, tomar riesgos, aceptar desafíos, y luchar por nuestros sueños, que son los que dan sentido al mundo, una lucha a vida o muerte contra la homicida rutina, quizás así, con ese algo, cambiando nuestro propio micromundo, lleguemos a transformar el de todos.


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