sábado, 10 de marzo de 2012

La otra parte


Bueno, por donde empezar a hablar de esto...veamos, el tema en cuestión es algo espinoso en algunos casos, y siempre un tanto subjetivo, puesto que cada cual lo ve desde su propio ángulo personal. En la trayectoria de la vida, cuando empiezas a acumular unos años encima, y con un equipaje de relaciones inadecuadas, quizá fruto de impresiones equivocadas, por lo que uno finalmente opta por andar su propio camino en solitario.Y es que noramlmente las relaciones de las que tengo conocimiento comenzaron por inercia, porque uno y otro estaban ahí, al alcance, y eso no es forma de entablar ese tipo de cosas, que acaban naufragando.

Van pasando los días, semanas y meses y uno nota que se va endureciendo, entumeciendose, y cubriendose con una capa protectora porque sabe, o cree que todo será igual a lo ya experimentado, y creyendose inmunizado, al menos en ese tipo de cosas, se concentra en otros asuntos, pero es autoengañarse, como he podido dilucidar.

Porque un día, sin ni la remota intención, descubres a alguien, hablas, le conoces un poco y sin querer...Vavoom!.

No andabas buscando nada pero notas una conexión a todos los niveles, como si las almas se rozaran en una etérea danza, parece que uno sabe lo que piensa el otro y de repente se cae del cuerpo la armadura a trozos, descubres que tu inmunidad no era tal, no era eso, era sólo que con las otras personas casi no había ninguna, y te descubres sonriendo interiormente cada vez que te habla o le hablas. Eso es cuando descubres a tu otra parte, la que ni sabías que te faltaba, porque ya ni  creías que existiera, pero existe, ahi está.

Lo que quiero realmente resaltar es que cuando una de estas cosas sucede, ni siquiera tienes que llegar a tener algo con esa persona tan excepcional, sino que tan sólo el hecho de haberla encontrado ya es un hito, y debes simplemente mantener el contacto y cultivar su amistad, porque cuando eres más joven piensas que vas a conectar automáticamente con todo el mundo de ese modo y realmente te das cuenta, con el tiempo y la experiencia, que no es así, que sólamente sucede en contadas y prodigiosas ocasiones, de modo que si encuentras a alguien así, atesora su compañía y su presencia.

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