miércoles, 21 de mayo de 2014
Ordenadores y smartphones
Las grandes marcas, campeonas en ventas de productos electrónicos, no sirven de mucho si no ponen atención y mimo en lo que manufacturan. Lo sé porque a menudo lo experimento en mis propias carnes, con un pc cabrón al que le encanta fustigarme,y un smartphone galaxy mini de memoria interna ridícula al que hay que apagar y encender de vez en cuando para que el wifi funcione. Eso cuando no se apaga cuando a el le da la gana.
En momentos así, además de bramar y maldecir contra los fabricantes de los instrumentos que uso, me acuerdo del poco asequible Apple, con el que tuve la ocasión de operar un tiempo. Unos productos herméticos para el usuario, pero fluidos en su rendimiento. El Iphone, y por extensión el Ipad, siempre me han parecido curiosos aparatos por el hecho de que modelo tras modelo, su fabricante parece empecinarse en que nos limitemos a la memoria interna, sin dar oportunidad de ampliarla mediante una tarjeta. Algo que no me termina de cuadrar, pero ahora, frente a la enésima huelga de aparatos electrónicos que me hacen, creo comprender las razones de ese concepto.
El concepto de la total integración entre el software y la máquina que Jobs concibió y siempre defendió. Hasta hace poco no creí que fuera demasiado buen procedimiento, pero comparando experiencias de usuario entre los diversos sistemas, me dio que pensar.
Creo que el problema radica en el sistema de licencias, y del uso y abuso que de el se hace. El sistema de licencias no es algo malo en si mismo, ni mucho menos. Es algo bueno, y malo. Permite tener el mismo sistema operativo en varios fabricantes simultáneamente, lo que está muy bien. La parte mala llega cuando cada marca adapta el sistema a sus anchas, y eso en ocasiones desvirtúa y degrada el sistema y su funcionamiento, produciendo interrupciones bastante molestas que de otro modo no tendrían lugar. Por eso Windows y Android están en todas partes, pero van como van, demasiado a menudo a trancas y barrancas.
El mundo de los sistemas operativos se mueve por extremos, no parece haber término medio. O un sistema hermético y misterioso como el de Apple, que no permite ni tan siquiera abrir una tapa para mirar un momentito, o un sistema en el que cada uno lo mete en las máquinas que fabrica como le da la gana, con lo que arriesga fluidez y estabilidad.
Curiosamente este fenómeno sólo parece darse en los sistemas propietarios. En el caso del software libre, no he advertido ninguna merma de las funcionalidades del sistema, ni fallos de rendimiento. Quizá se deba a que tras las distribuciones de software libre se encuentra una extensa comunidad que está verdaderamente interesada en el producto, preocupándose de mantenerlo activo y estable, además de mejorarlo continuamente, logrando confeccionar un sistema elegante y eficiente, sin sobrecargarlo innecesariamente. Puede que en eso resida el futuro de la tecnología, pero el tiempo ya se encargará de hacer ver si se irá por esos derroteros, o no.
Verdaderamente, los usuarios estamos algo limitados en cuanto a sistemas operativos se refiere. Windows, Linux, y Apple para ordenador, y Windows, Apple, y Android para smartphone y tablet. Sota, caballo, y rey. No es que esté mal ninguno, es que simplemente se están anquilosando, y parecen avanzar muy lentamente en su evolución. Se han hecho con su cuota de mercado y se han acomodado allí, casi echándose a dormir algunos, especialmente en el caso de los SO móvil. Y el hecho de que la evolución de las comunicaciones se vaya frenando, da cierto yuyu. A uno le da por pensar que lo próximo es el retroceso tecnológico.
Por ese motivo, celebro los proyectos de los próximos SO móviles, como una especie de acicate que mantendrá ese mercado en movimiento. Proyectos que son bien sabidos ya: Firefox OS, y Ubuntu touch, éste último da la impresión de que va a ser el Iphone del software libre, el rolls de los sistemas operativos móviles. Cualquiera de los dos puede suponer un problema para android, porque le pueden arrebatar cuota de mercado.
Porque ese hipotético problema que puede tener Android, es a causa del problema que ya tiene, y que viene arrastrándolo desde hace tiempo. El problema es la hiperfragmentación. Como dije antes, cada fabricante, y cada operadora de telefonía también adapta el sistema a su antojo, con capas de personalización y otras cositas, que diluye el genial sistema de Google, empañando a menudo su potencial y sus posibilidades. Ahí es donde Apple se crece, porque en su hermetismo está su fuerza, con un sistema ultraintegrado a la máquina, y alejado de toqueteos externos. Así todo fluye de forma sencilla y eficaz.
Google va a tener que intervenir directamente para solventar la hiperfragmentación que lleva tiempo sufriendo Android. Ya no es una nimiedad, ni un simple dato estadístico. La otra parte del problema: Versiones de Android de la 2.2 a la 4.4, muchas de ellas incompatibles entre sí. En mi caso una 2.3.6. Cada versión es distinta, la puramente Android, la de Samsung, la de Movistar, etc, una lista interminable. Un problema de versiones incompatibles con ciertas aplicaciones, con ciertas funcionalidades del teléfono. Y se siguen vendiendo sin control versiones a las que ya casi ni se presta soporte, y eso son contratiempos para el usuario de a pie, que puede acabar por echarse en los brazos de otro sistema, que le de todo lo que necesita. Google va a tener que introducir un estándar para cada versión que no esté sujeto a cambios, y va a tener que hacerlo ya, pues de otro modo, en el futuro, Firefox y Ubuntu se pueden comer un buen cacho de su tarta. Ante eso, incluso algunos planean ya ponerle los cuernos con Apple cuando salga el Iphone 6.
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