A algunos parece que la lluvia de la vida les pilla casi siempre sin un mal paraguas a mano, y encima pisando los charcos, a merced del viento y del suave, pero continuo orbayo, que va calando casi sin darse cuenta, siempre llegando justo a tiempo de llegar tarde, para coger el tren que les saque de esa situación, siempre de error en error.
Una vida que para algunos es un intrincado laberinto en el que cada puerta que abre, le conduce a una nueva serie de puertas, nuevas incógnitas, en lugar de la respuesta inicial que deseaba.
Lo que se creía seguro, la rutina, se rompe un día, sin previo aviso, llegando a asombrar el hecho de descubrir que es posible que en piezas del ayer, puedan encontrarse las bases de la trayectoria futura.
Que nadie esperaba algo así? Claro que no, por preparado que se crea estar, la vida siempre encuentra formas de sorprender y sacudir. Así es ella, tan misteriosa, que por mucho que se intente, nunca se podrá prever, medir, ni contener.
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