Una obra atípica que nos muestra la problemática social de un barrio marginal de finales de los años 50, poblado de gentes depresivas, sin objetivos y cargados de infelicidad y frustración. Brooklyn, el mayor suburbio de aquellos tiempos. Una obra con una peculiar forma de escribir diálogos, tan sólo separados por un punto y seguido. Pero a pesar del impacto inicial, el lector se aclimata a ello, siendo completamente inteligible.
El libro se compone de varios relatos en el que cada uno de ellos plasma la vida cotidiana de algunos de los habitantes de ese barrio. Peleas callejeras, luchas conyugales, y la persecución de los paraísos artificiales para amortiguar los efectos de tan cruel entorno.
Personas atrapadas sin remedio en su propia insatisfacción, a veces dando rienda suelta a crueles impulsos, en historias sin final, vidas marcadas sin solución por la violencia, la prostitución, las drogas, el abuso, etc.
Un puñetazo en el rostro del lector, que a diferencia de otras obras, en ésta no se ahorra ningún detalle escabroso.
La composición de las historias que componen esta obra, se encuentra compartimentada, pero dotada de una visión de conjunto de lo que fue aquel Brooklyn. Un libro áspero y en ocasiones incluso un tanto corrosivo, no apto para los que busquen finales felices, que aquí no hay en ningún lugar.La crónica, narrada sin tapujos, de una deseperación colectiva, que nos recuerda que en el mundo literario, no todo son nubes de colorines.
Ni el mundo de la literatura ni EL MUNDO REAL ...Aunque muchos se nieguen a creerlo y mas a hacer algo por cambiarlo.
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