lunes, 30 de julio de 2012
Vaya días
Hay días que sencillamente no son adecuados para hacer nada, y en lo que sería aconsejable, no sólo no salir de casa, sino no emerger de la cama. Pero no es posible, siempre tenemos algo que hacer y algún sitio al que ir, con lo que se hace más patente que ese es uno de esos días, no nefastos necesariamente, pero si cuanto menos extraño, y poco o nada productivo, en los que las cosas no salen exactamente como debieran.
Resulta que ese día llueve, aunque sea pleno verano, y a ti te pilla sin paraguas,. pero además sientes que todos los viandantes te miran raro, y parecen señalarte, esgrimiendo sus paraguas hacia ti, y tu te miras y te registras, intentando dilucidar que es lo que sucede, incluso llegas a pensar que llevas la ropa al revés y por eso te miras. Sin detener tu marcha, decides ignorar lo que sea, atribuyendolo a una presumible hipersesibilidad a causa de una mala noche de escasas horas de sueño, y una horrible pesadilla para comenzar bien la jornada.
Llegas al establecimiento deseado y resulta que cuando vas a pagar en caja, la maquinaria simplemente se niega a funcionar, ocasionando un pequeño embotellamiento en la cola, con jubiladas vociferando a tus espaldas y pasas los siguientes 15 minutos observando como las otras cajas despachan agilmente. Cuando todo termina te diriges al siguiente lugar previsto, a tu librería de cabecera, con el tiempo justo, para descubrir, oh sorpresa, que tu pedido no se puede servir, por problemas de distribución editorial, por lo que la obra que tanto esperabas recibir, y ya sentías tener en tus manos, la que completaría tu colección...pues con las ganas te quedas, no hay remedio, al menos de momento.
Al llegar a casa, y tras percibir que por efecto de la lluvia, los bajos de tus pantalones se han llenado de... barro, notas también, que el presidente de tu comunidad, muy majo el, ha cambiado la cerradura del portal sin avisar a los vecinos, y con el peso de unas cuantas bolsas, te acuerdas amorosamente de él, y de sus parientes más cercanos. Una vez solventado el problemilla, tras esperar un rato a la puerta a alguien saliera...miras el buzón, y observas que el atento cartero ha vuelto a meter la pata, dejando en tu buzón el correo de otra persona, y subes cargado por las escaleras, por que el ascensor, como es costumbre, no está disponible, pues una vez más estará en el último piso, con la puerta abierta, lo que incapacita su uso.
Por fin en casa, crees que ya todo ha pasado, y te dispones a mirar el correo electrónico en busca de algo de interés, pero resulta que el navegador se ha atascado, así que optas por mirarlo vía smartphone, pero vano intento, porque la conexión está dándose una vueltecita lejos de donde la necesitas. Tras reiniciar y maldecir al router, y la operadora, intentas relajarte viendo una película, pero el dvd también está juguetón y dice no reconocer, una y otra vez, el formato de video que otras veces ha leído sin problemas, y al ir a echar un cigarro para quitar hierro a la situación, descubres que no tienes tabaco, y los estancos ya han cerrado, lo que precipita la decisión de tomarte una aspirina, porque ya se tuerce las cosas de forma que ya temes y previenes la llegada de una migraña, y te tumbas en el sofá, asqueado, esperando que se acabe ese día, y que el siguiente no sea tan frustrante, y que días tan...salados como esos, no se repitan, o al menos no mucho.
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