lunes, 23 de abril de 2012

Inmersos en la noche



Marcos siempre había tenido una especial afinidad por la noche, ya desde que era pequeño, nunca tuvo miedo de la oscuridad como los otros niños, sino que la había adoptado como aliada, mientras que para los otros era una aterradora negrura. Ahora a los 24 años, la noche le parecía una promesa constante de un algo por venir mejor que el presente. Contemplándose al espejo, su aspecto un tanto desgarbado, camiseta vieja, cazadora de piel, pelo largo y barba, aspecto que motivaba ser mirado con desconfianza y algo de miedo, por todo aquel que no lo conociera, dada su estética de gamberro juvenil. En momentos de reflexión como esos, pensaba en salir de aquella pequeña y triste ciudad, de potencial tan limitado, soñaba con poder establecerse en Barcelona, su mitificado paraíso particular, donde podría vivir de su pericia para la ilustración y la pintura, y no tener que seguir trabajando en el grasiento bar de Alfonso, en donde las horas transcurrían interminables.

Y es que la vida en la pequeña y triste ciudad era demasiado gris y rutinaria para él, no había aliciente en ella, y sus habitantes parecían vivir fuera de su tiempo, como petrificados en 1958 negándose a avanzar, él no, él era una persona de su tiempo,del año 1980 en el que todo un universo nuevo se abría ante él y sus ambiciones. Ya estaba bien de anclarse en sucesos del pasado.

Era la hora de entrar en el bar, la jornada estaba a punto de comenzar, y un día más de aguantar aburridos parroquianos, sedientos de vino tinto y fútbol, recreandose en la insignificancia de unas vidas anonimas e intrascendentes, siempre deteniéndose en nimiedades y pequeñeces, menos mal, pensaba, que al insufrible día, le seguía la ilusionante noche, donde, junto a otros como el, además, podría pasar más tiempo con ellas.

 Ellas era Ruth, su novia, desde hacía casi ocho meses,una chica de despierta inteligencia que se evidenciaba en sus verdes y risueños ojos,y cuyo cabello rubio lucía como un pequeño sol. Marcos soñaba que ambos irían hacia una vida mejor, para que ella también cumpla su sueño de ser actriz, cuyo talento para ese arte era incuestionable. Y ellas era también su madre, establecida en Barcelona, tras haber desaparecido de escena, en un hogar que no era un hogar realmente, sino el régimen dictatorial que su padre había establecido para todos.

Y luego estaba él, su padre, César, una presencia que inundaba de autoritarismo su hogar, con la brasa del cigarrillo como única luz en la oscuridad, sentado en su sofa, vigilando, acechando, en su salón acompañado de sus fantasmas, con una personalidad tan despótica que provocó que su madre se fuese hace años. La convivencia era casi imposible, con el ambiente irrespirable que se vivia en su casa. Su padre, militar retirado, había hecho de su casa su pequeño regimiento particular, tocándole a Marcos el ingrato papel de recluta permanente, al no tener más hermanos.

Así iban pasando los días y semanas, bajo una existencia de días grises y rutinarios, pero compensándolo con las noches, las noches en las que su verdadero universo se hacia patente, rodeándose de gente de una sensibilidad artística y pensamientos análogos a los suyos mismos, la misma gente que vió y reconoció su talento y le animaron a solicitar una plaza en una prestigiosa escuela de dibujo, propiedad de la editorial Antorcha, la editorial que había fundado unos prestigiosos artistas del mundo editorial

De modo que el plan con el  que siempre había fantaseado, iba tomando forma, puesto que poco despúes recibió la notificación de admisión en la escuela de dibujo e ilustración Oriol Clos, de Barcelona, que comenzaría en el plazo de un mes, por lo que su plan se aceleraba, cogerían los dos su renault 8, al que había dedicado días a poner a punto para el viaje, y se encaminarían sin previo aviso. Para iniciar, su propio camino, ya que el de los demás no les era válido.

Asi que era ya tiempo de quemar puentes y precipitar acontecimientos, tras pedir la liquidación monetaria a Alfonso, para tener medios materiales de subsistencia. Mas tarde, después de caer la noche se despidió de su padre:

-Papá, he de darte una buena noticia,para ti, supongo, ya tienes lo que querías, ya nos has alejado a todos de tí, me voy. Me voy a Barcelona.

-Y que harás allí, excepto morirte de hambre?

-No me moriré de hambre, me han seleccionado en la escuela, con lo que tendré un puesto en una editorial, viviré de eso, eso que siempre criticaste, por lo que siempre me atacaste, además de por mi aspecto.

-Y donde piensas meterte, debajo de un puente? Déjate de sueños y atolondramientos

-Deja tú de fiscalizar las vidas de los demás, he hablado con ella, nos alojaremos allí hasta encontrar algo, ya no hay vuelta atrás, me voy, no hay discusión posible, adiós.

Una hora después, sentado en el capó del coche, mientras contemplaba la luna, esperaba por Ruth, preguntandose si ella acudiría, si sus sueños eran tan fuertes como el suyo propio, o si por el contrario, cambiaría de parecer, hasta que veinte minutos después vislumbró su silueta, acercándose con una bolsa de deporte en la mano, vamos ligeros de equipaje, pensó, sin poder contener una sonrisa aliviada.

-Disculpa el retraso, he tardado en convencer a mis padres, pero al fín lo han entendido

-No te preocupes, me alegro de que a uno de nosotros le entienda su familia. Como se lo ha tomado él?

-Como esperaba que se lo tomara, parece no importarle nada. Pero bueno, ahora entraremos en una vida nueva, lista para irte?

-Sí, estoy lista.

De modo que sin más recrearse en lo que ya prácticamente era pasado, se subieron al coche y arrancaron, poniendo rumbo a su nueva vida, con la emoción de un futuro que era promesa, promesa de una existencia mejor y mas plena, y una vez más, con la noche como testigo y ofreciendoles abrigo al inicio de esa nueva y excitante etapa.






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