Barcelona 1965, en la editorial Bruguera se viven tiempos un tanto apurados, con Vazquez en prisión e Ibañez como única estrella rentable. El resto de viejas estrellas fueron mitigando su fulgor. El peso de la creación de las historias recaía en dos recién llegados a la editorial, Lorenzo Paredes, guionista y Oriol Clos, como dibujante, los cuales ya habían trabajado juntos desde principios de 1961 en diversas pequeñas editoriales, ya desaparecidas.
Lorenzo, con 30 años, aunque aparentando menos, con su rostro de pillo simpático, y ojos que adivinivan lo que los demás pensaban, había sido el que negoció la contratación de los dos, valiéndose de su, su lenguaje culto y su espíritu embaucador, quizá inducido por su experiencia como redactor publicitario, siempre ideando proyectos disparatados, chispazo mental tras chispazo mental, que en los últimos tiempos lo había precipitado al mundo de la historieta.
Oriol, a sus tambíen 30 años, aunque silencioso y proactivo, El dibujo no tenía secretos para el, era su forma de expresión natural, siempre había sido consciente de su propia habilidad para ello, cuando se sentaba frente a la mesa de dibujo, olvidaba todo lo demás, e iniciaba una danza idílica entre lápiz, tinta y papel, una de cuyas muestras le valió su aceptación inmediata.
Rafael Gonzalez, editor de Bruguera, vió enseguida que sería un acuerdo muy provechoso para la empresa, por lo que el primer encargo que les solicitó fue cubrir las páginas que Vazquez, al estar en prisión, no podía atender, lo que les causó extrañeza, puesto que creían que iban a trabajar sobre sus propios términos y personajes.
Una vez acabada la entrevista con el señor Gonzalez, comentaron el tema entre ellos:
-Te das cuenta, Oriol, de lo que está sucediendo aquí, las creaciones de los verdaderos autores pasan a manos de la editorial, esto no es lo que teníamos pensado.
-Lo se, pero que otra cosa podemos hacer de momento? Vamos a guardarnos para siempre a nuestros personajes y argumentos porque no queramos cederlos?
-Por el momento, si, me parece lo mejor. Vamos a estar aquí por un tiempo, aprovechemos los recursos de esta editorial para ir tirando, y despues a ver que hacemos, puede haber otras editoras más respetuosas con los autores.
-Intuyo que estás maquinando un plan, a mi no me la das, te conozco, Lorenzo,a que no me equivoco?
-Si, estoy pensando en...nuestra propia revista, autoeditada, sin censuras,un golpe de efecto explosivo que nos haga salir del anonimato, después de años en este mundillo.
-Espero que sepas lo que haces, y la explosión no se produzca en nuestra cara, ya hablaremos, me voy a casa, que tengo que dibujar 20 páginas para el jueves, mantenme al día.
-No te preocupes, lo haré, eso está garantizado.
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