jueves, 18 de septiembre de 2014
Tordesillas, capital de Cimmeria
La ficción hecha realidad, directamente de las tierras bárbaras de los relatos de Conan, de Robert E. Howard. Sólo faltan entre otras cosas, peleas de gladiadores a muerte como espectáculo, aunque viendo el nivel de degradación mental, las pobres criaturitas no tardarán en hacerlo.
Echando una breve ojeada a la prensa internacional sobre este asunto, uno puede ver que la imagen que ofrecen en su sangriento empecinamiento, es de unos caricaturescos seres que vegetan en una gris existencia que gira en torno a una anodina población sin realmente nada meritorio que reseñar. Allí sólo el sufrimiento y la muerte logra entusiasmar, o incluso podría decirse excitar, ejerciendo unas prácticas que son llamadas arte o cultura por una cohorte de analfabetos funcionales, unos penosos remedos de seres humanos que serían risibles si las actividades no fuesen torturar y segar vidas, los únicos estímulos a los que parecen responder.
Conjeturando con semejante tolerancia a quitar vidas y producir dolor a otros seres vivos, uno siente cierto temor, porque no les costaría demasiado esfuerzo infligir los mismos tormentos y dar muerte a otro ser humano, dado su deficiente nivel cultural, y su evidente psicopatía, que se pone de manifiesto públicamente todos los años al menos, apuñalando a un ser vivo hasta matarlo. Ya pocas esperanzas se albergan de que la evolución alcance a ese peculiar grupo humano, que escudándose en la tradición ha declarado que a esa misma tradición la defenderían con uñas y dientes, de lo que se deduce el ansia de derramamiento de sangre que gobierna sus vidas. Hasta los personajes de los relatos de Conan eran mas civilizados y cultos.
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