lunes, 30 de diciembre de 2013

Pro fetos






Los pro-vida, como ellos se llaman. Los adoradores de embriones por motivos que no quiero saber. Misóginos que creen tener derecho a decidir sobre el cuerpo de todas las mujeres ellos. Ellas, mujeres que se autodesprecian, y asumen dócilmente las arbitrarias decisiones de sus machos alfa.

Todo esto aderezado con la omnipresente secta católica, que fue el motivo principal que impulsó esa nefasta ley. Unos autodenominados provida, que en las iglesias rinden culto y pleitesía al sufrimiento y la muerte, por no mencionar los personajes ficticios  a los que adoran. Ya estamos a medio camino de ser una teocracia, con un clero metomentodo que chupa miles de millones del erario público y no duda en presionar para que toda la sociedad comparta su alucinada visión del mundo y de la vida, incluido el odio a la mujer que profesan ya desde el seminario. Que esta gente hable del tema de los hijos, cuando tan sólo los tiene ilegítimos, es para descojonarse.

También es gracioso que los fuerzapartos, o pro-fetos que son en realidad, hablen de defender la vida, puesto que muchos de ellos son fans acérrimos de la cadena perpetua, y la pena de muerta, mira tu lo provida que son. Lo ideal es que hicieran lo que predican, como hacerse cargo de todos los niños que salgan con malformaciones, pero no, ellos sólo se rasgan las vestiduras, sacan pecho, y vociferan ante el aborto. Realmente a estos seres la vida les importa una puta mierda, una vez que nacen los niños, se la traen al fresco. No digamos ya si la madre corre peligro ante un embarazo de grave riesgo, lo importante para ellos es satisfacer a su diosecillo de ficción, o a su impulso misógino, y que no aborte bajo ningún concepto.
Así que de pro-vida si, pero por los cojones.

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