La historia, y las historias, no la componen exclusivamente las épicas hazañas del pasado remoto que figuran en los libros de texto. La historia somos todos, con nuestros recuerdos de nuestras experiencias, en nuestras calles, edificios, y hasta comercios de nuestro entorno, historias son cada una de las personas que conocimos en nuestras vidas, a las que siempre recordamos, todos los ambientes y sensaciones que evocamos, que sucedieron, estuvieron allí, durante un tiempo, con nosotros, dejándonos una perceptible huella para cada uno de nosotros.
No son los hechos grandilocuentes y anunciados a bombo y platillo lo que nos impulsa, y en los que nos basamos, para intentar contar historias, sino nuestra propia trayectoria vital, salpicada de millones de matices y pequeños detalles que nos la diferencia y la hace única, irrepetible. Aún quedan tantas cosas que decir, tantas historias por contar… La vida misma es una inagotable fuente de historias e inspiración para atreverse a contarlas.
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