lunes, 26 de noviembre de 2012
Noche
La noche, esa compañera tan cargada de magia y encanto, que nos cubre con su negro manto. Silenciosa, encantadora y sutil, testigo de nuestras andanzas, tan sólo iluminadas por la luz de la luna. En la noche, la ciudad parece distinta, como si cobrase vida, y nos susurrase sutilmente el mensaje que tiene para nosotros.
La noche ayuda a la concentración y a la reflexión, extrayendo las imágenes de nuestro propio pasado para reproducirlas en la mente,como si viéramos una filmografía completa cuyo protagonista somos nosotros, es la mejor aliada para conocernos un poquito más a nosotros mismos. Pero también. cobijadas en la noche, las sensaciones pueden verse amplificadas de algún modo, pues aunque parezca oscura y fría, la noche también es pasión, en esas horas nocturnas el sentir cobra el control sobre el pensar, lo que es liberador para el ser, encorsetado en el maquinal racionalismo diurno. En la noche nos podemos despojar del disfraz con el que nos vestimos de cara a la sociedad, y podemos ser quien realmente queremos ser, quienes realmente somos.
La noche no es solamente para dormir, quiere que vivamos en ella, que la disfrutemos, que nos conectemos con ella, y la sintamos. Porque cuando dormimos, no sabemos que otras cosas nos perdemos.
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