Si, todos tenemos nuestras pequeñas excentricidades, pequeños detalles que si bien no nos hacen ünicos, si nos dotan de cierta peculiaridad, independientemente sobre de que trate la excentricidad del momento.
Podría hablar de las excentricidades de personas de mi entorno cercano, algunas de ellas rayando en el comportamiento compulsivo, pero estaría mal hacerlo sin su expreso permiso, además de que podrían ajusticiarme de forma dolorosa si lo hiciera.
Mi última excentricidad,a diferencia de las anteriores, que eran de diversa índole, es una excentricidad linguistica, se trata de sumirme en el autoaprendizaje de una lengua, en este caso, el japonés, que sinceramente, progreso demasiado despacio para mi gusto, con la cantidad de kanjis, esos simbolitos tan extraños para nuestro alfabeto, cerca de los mil, que hay que saberse. Aunque he de decir que no me resulta ni de lejos tan dificultoso como mi anterior incursión el el idioma ruso, con ese alfabeto cirílico, sobre el que di vueltas y más vueltas, pero no conseguí ningún tipo de avance, por lo que desistí de tan enrevesado sistema de escritura. Afortunadamente esta vez, parece que aún avanzando lentamente, adopto de modo natural lo aprendido.
Si, algunos direis que por que me meteré en estos berenjenales, y hasta yo mismo me lo pregunto, pero creo, que tras el inglés, este tipo de lenguas (chino, japonés) pueden ser verdaderamente útiles para desenvolverse por el mundo, pues Europa, en una fortaleza que se derrumba, de modo que el tan cacareado alemán, y su utilidad, tiene los días contados, y América, ha demostrado una y otra vez su torpeza, un gigante con pies de barro que da palos de ciego sin cesar. En estos países asiáticos, aun con una crisis anterior a la global sobre sus espaldas, han demostrado una gestión más acertada en general, por lo que en pocos años quizás tengan gran peso en el mundo, de modo que habrá que prepararse.
Bueno, ya estoy divagando otra vez, me vuelvo a darle al kanji y a los kana, que parece que le voy cogiendo el ritmillo al tema.
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