Aproximación a lo fantástico 幻想への近似

Oigo con total claridad los graznidos de las gaviotas, que últimamente parecen habernos invadido, pues puede vérseles tranquilamente en cualquier rincón, ya no se contentan con los contenedores de basura, ahora todo es suyo, especialmente las terrazas de los bares, donde saben que pueden obtener facilmente su botín, parecen de las pocas criaturas que les resulta beneficiosos estos siniestros tiempos en los que vivimos. Es un sonido peculiar, pero al que uno se va habituando, pues se deja oír a cualquier hora del día o de la noche, casi la banda sonora oficial de este lugar. Una banda sonora que me facilita el sumirme en mi pequeño y propia fantástica realidad, esa de la que todos tenemos una, pero que conservamos para nosotros mismos.


Porque en un mundo semiconsumido en el que moramos, en una realidad tangible, terriblemente azotada, casi en ruinas, como percibimos algunos, tendemos a aferrarnos a nuestros sueños, nuestros mundos fantásticos, cosa que, en mi caso particular suele sucederme con frecuencia, en casi cualquier momento y lugar, zambullendome en mis propias ensoñaciones, y transformando mi entorno y circunstancias del momento, en mi mente, moldeándolo para darle una forma más agradable y asimilable.


Podría afirmarse que estoy en las nubes, al menos en estos últimos, tiempos, pero, creo que no soy el único al que le sucede, pues no puedo concebir que no haya ningún ser humano que no tenga sus sueños, su propio microverso fantástico, porque soñamos, anhelamos, deseamos e imaginamos, es parte de nosotros mismos, no podemos evitarlo, es así como somos los seres humanos, está impreso en nuestro código genético. Siempre tenemos un sueño, un amor, una profesión, una vida... Y aún diré algo más,  soñar despierto, abstraerse, no es tan malo como comúnmente se cree, los sueños, esos sueños fantásticos, nos salvan del exceso de realidad, que puede llegar a ser perjudicial, y llevarnos a un punto de no retorno, punto que no quisiéramos alcanzar.