Me encuentro en el Gnomo, un día más, creo que he convertido este local en mi base de operaciones, desde donde escribo, tomo café, fumo, (a la puerta, dentro ya no se puede) y charlo con el grupo de habituales que lo frecuentan, entre bromas, debates e idas de olla varias.
Es un lugar pintoresco, en un entorno inmejorable,frente a una edificación de fama internacional, pero por alguna razón, la afluencia de gente no se prodiga demasiado, es una lástima, con el potencial que tiene como punto de difusión cultural, además de cafetería. Pero quizá si no fuese tan tranquilo, no lo frecuentaría tanto y no sacaría inspiración de sus paredes de piedra.
Una de las cosas más notables, es su clientela, un plantel de personajes delirantes y surrealistas como sacados de un delirio lisérgico, que es difícil explicarlo si no lo has visto, pero que le dan un color y ambientación como de historia fantástica, a la par que proporciona material para jugosas historias.
Un local de éstas características es un emplazamiento ideal para observar múltiples variantes del comportamiento humano, que por mucho interés que ponga en observarlo e intentar dilucidarlo, nunca dejará de ser un misterio para mi, aunque quizá en eso resida su encanto. O puede que en un local de nombre mitológico, sólo lo frecuenten personajes irreales, y no convencionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario