Por rápido que corras, el final siempre aprieta el paso y acaba por alcanzarte. Nunca se cansa y tiene paciencia, sabe esperar el momento adecuado. En cualquier esquina puede esperarte y saltar sobre ti.
Angustia el saber que anda cerca, siguiendo el rastro de aquel a quien ha elegido como objetivo. Nunca falla sus golpes, mortíferamente certero, dejando un reguero de congoja entre los allegados de su víctima.
Informe presencia que clava sus heladores tentáculos, dejando huellas de pesar en todo lugar en donde su presencia se hizo tangible, huellas que nunca se borran por completo, mientras la memoria exista, siendo ella el único lugar en el que habite lo que ya no está.
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